INTRODUCCIÓN
1. PERFILES DE LA ÉPOCA
En historia los fenómenos sociales siempre surgen tras un período de gestación más o menos largo. El Renacimiento se puede decir que, gracias a ciertas corrientes humanistas, venía preparándose desde el siglo XI y que alcanza su plenitud en la Italia del XV.
Humanismo y Renacimiento
El Renacimiento es un conjunto de circunstancias históricas (religiosas, políticas, artísticas y culturales) y el Humanismo un movimiento estrictamente literario: el estudio e imitación de los autores clásicos.
El Renacimiento es un movimiento cultural nacido en la Italia del XV, hizo prevalecer las fuerzas políticas sobre la espontaneidad social, trayendo el individualismo, el naturalismo y el estatismo, características del Imperio Romano. Mientras el estatismo perdura a lo largo de toda la Edad Moderna, hasta la Revolución Francesa, el individualismo está en la base del Humanismo y del Protestantismo; pero aquél exaltaba las fuerzas del individuo, mientras éste las deprimía; uno creía en su bondad, el otro anulaba su libertad.
Podemos establecer las siguientes características del Renacimiento:
a) Un retorno, mediante la imitación, a la antigüedad grecorromana, procurando volver a las fuentes, con las que, por otra parte, no se había perdido el contacto.
Se sintieron vinculados a la Antigüedad que, si no condujo a un paganismo religioso, sí a un relativismo histórico y a una forma pagana de sentir. Este retorno a la Antigüedad, basado en las doctrinas platónicas, causó la tendencia renacentista de considerar la belleza como un ideal absoluto que se manifiesta literariamente en el adorno del discurso: corrección en la lengua primero, fuerza y hermosura de la oración, después.
b) Nace como movimiento nacional italiano que tiende a resurgir el antiguo Imperio Romano; más concretamente la edad de Augusto con la paz universal. Posteriormente, las demás naciones intentarán hacer realidad ese ideal de unidad y de paz.
El estado se considera libre de toda sujeción política ajena y el comercio carece de escrúpulos. En España, favorece la política, comenzada por los Reyes Católicos y seguida por Felipe II, de ennoblecer a los cultos de la clase media: “Un noble sin cultura es una noble bestia.”
c) Nacimiento de las individualidades, favorecido por la confusión política, la carencia de fuertes poderes superiores, y el ascenso de personajes humildes a las grandes cimas de la cultura y del arte y, a través de ellos, a la política.
d) Un apartamiento de la cultura religioso-medieval. Triunfa el aventurero y su moral.
Se difunden las reuniones en las que se habla de temas culturales, especialmente de filología. Se estudia metódicamente y con fines puramente filológicos y estéticos, no teológicos o pedagógicos.
e) En economía se pasa del plano local al nacional: ya no basta el municipio para asegurarse mercados y ligas.
Si considerásemos al Renacimiento como un movimiento estrictamente estético, el Humanismo poseería un sentido cultural más general, del cual el Renacimiento sería su aplicación al campo de las artes; pero si lo vemos como ese conjunto de circunstancias políticas, estéticas y sociales, el Humanismo sería una parte del Renacimiento que, dentro de un círculo cerrado e intelectual, pretende la imitación de los autores latinos y la romanización de los griegos.
Paganismo y cristianismo
El estudio de la Antigüedad fue motivo de controversia para los cristianos, ya en sus primeros siglos: mientras unos la despreciaban, otros vieron en ella la posibilidad de utilizar sus armas en una apologética de la fe cristiana. La cultura de la Antigüedad estuvo, primero, subordinada al espíritu cristiano; sin embargo, al final de la Edad Media, reforzada por el “descubrimiento” de manuscritos y mientras la influencia de la Iglesia se debilitaba, dicha cultura produjo un movimiento que secó la fecundidad del genio medieval. La Iglesia no pudo –no quiso o no supo– asimilar el movimiento, situándolo en su justo sitio, sino que se dejó llevar por las nuevas corrientes con dos tipos de consecuencias, ambos negativos: el acceso a altos cargos de muchos hombres ajenos a su espíritu y el alejamiento de otros que buscaban más los textos evangélicos que los ciceronianos.
En España, con la invasión de la corte borgoñona que acompañó a Carlos, el problema se acentuó, pues los principales obispados se dieron a extranjeros con pocas letras y mucha ambición.
El Humanismo trató de renovar la lengua y la cultura clásica; ahora bien, ésta chocaba con las doctrinas de los cristianos, por lo que no siempre fue bien recibida la síntesis entre ambos sistemas; en cualquier caso cierto paganismo no se ha apartado nunca de la Iglesia católica. Si al principio los paganos y los neoplatónicos, atacaron al cristianismo, hasta la síntesis agustiniana; después serían los escritores cristianos, como Eiximenis o Lutero, quienes rechazaran la asimilación de la filosofía pagana.
Los intentos de resucitar los estudios clásicos se suceden durante todo el Medioevo. La Iglesia no rechazó la yuxtaposición de cristianismo y neoplatonismo: Sannazaro erige, para su sepultura, una capilla a Santa María con las únicas figuras de Minerva y de Apolo, representantes de la sabiduría; algo parecido realizó Pontano. La Reforma, por el contrario, rehusó esta síntesis, así como su medio de expresión literaria: el latín.
Durante la infancia de Garcilaso acontecieron unos hechos importantes para la historia de Europa: muerte de la reina católica; reinado en Castilla de Felipe el Hermoso, tras declarar incapaz a la reina Juana, mientras Fernando, casado con Germana de Foix (matrimonio que casi hace fracasar la unidad de España, fundamentada en los acuerdos de la ciudad leridana de Cervera), gobernaba los estados asociados a la corona de Aragón; las regencias de Cisneros.
Carlos I llegó cuando Garcilaso tenía quince años. El nuevo monarca uniría en su persona los estados centroeuropeos y los españoles con las posesiones castellanas en África y las aragonesas en Italia. Esto hizo que los españoles se viesen involucrados en una serie de guerras que podemos agrupar en tres frentes: Italia; Alemania y Flandes; el Mediterráneo.
Como Francia quedaba aislada, Francisco I intentó, por todos los medios, conseguir el Milanesado, enclave estratégico para facilitar la comunicación por tierra de los estados de Carlos. Esta es la base de la continuación de las guerras en Italia entre Francia y España.
Por otra parte, Lutero fue un hombre muy preocupado por conocer qué sería de él después de la muerte. Conociendo sus limitaciones, llegó a afirmar que, como nadie podía salvarse por sus propias obras, tendría que serlo únicamente por los méritos de Cristo aplicados, gracias a la fe. Llegó a enfrentarse ideológicamente con la iglesia de Roma. Sus doctrinas hallaron un ambiente favorable en el pueblo, especialmente entre los campesinos, que reivindicaba reformas sociales y entre los humanistas, como Melanchton, llevados por la apariencia liberal de la “libre” interpretación de la Biblia; y fueron aprovechadas por el duque de Sajonia y otros nobles alemanes. Cada cual leía las Sagradas Escrituras de acuerdo con sus conveniencias; así Sickingen se levanta con la caballería reclamando las propiedades del arzobispado de Tréveris. La muerte de Maximiliano y los dos años que, gracias a las manipulaciones de Francisco I para evitar que se eligiera a Carlos, tardaron en la elección del nuevo emperador (así como la unión contra éste del papa, algunos estados del norte de Italia y el rey de Francia: liga de Cognac) facilitaron que los protestantes adquiriesen un fuerte poder, de tal modo que en la dieta de Espira llegaron a crear las iglesias territoriales evangélicas. El pueblo y clero de cada estado debía profesar la religión de su señor, lo que conllevó la persecución y muerte de cuantos no la compartían.
Finalmente queda el frente turco. Los sultanes procuran expandir su imperio por el próximo oriente (Armenia, Siria), Europa (conquistan Belgrado y amenazan Hungría) y el Mediterráneo (dominan Egipto y la fortaleza de Rodas, llave del Mediterráneo oriental). Esto supuso un corte con las formas de cultura orientales más espirituales.
Carlos involucra a los estados heredados de su madre en unas guerras que, como emperador de Europa, debía mantener. En estos tres frentes se halló Garcilaso.
2. CRONOLOGÍA
AÑO | AUTOR-OBRA | HECHOS HISTÓRICOS | HECHOS CULTURALES |
1501 | Nace en Toledo Garcilaso de la Vega. | Alonso de Fuentidueña: Tristán de Leonís y Oliveros. | |
1504 | Muere Isabel la Católica. | ||
1505 | Primera regencia de Fernando el Católico. | Pedro de Alcalá: Diccionario y Gramática árabes. | |
1508 | Juan de Luzón: Cancionero. | ||
1510 | Campaña contra los moriscos. | Fco. Fernández de Madrid traduce los Remedios contra Fortuna de Petrarca. Aparece Las Sergas de Esplandián. | |
1511 | Hernando del Castillo: Palmerín de Olivia y Cancionero General. | ||
1512 | Muere el padre de Garcilaso, García Laso de la Vega. | Anexión de Navarra. | Antonio Obregón y Cereceda traduce los Triunfos de Petrarca. Aparecen el segundo libro del Palmerín, la Historia de Flores y Blancaflor y el Mar de Historias de Pérez de Guzmán. |
1513 | Diego López de Cortegana traduce el Asno de Oro, de Apuleyo. Rodrigo de Reinosa: Cancionero de Nuestra Señora. Gabriel Alonso de Herrera: Crónica de los nobles caballeros Tablante de Ricamonte y Jofre, Libro del Conde Partinuplés, Questión de Amor de dos enamorados y Obra de Agricultura compilada de diversos autores. | ||
1514 | Alcalá: Biblia Políglota. Pedro Manuel Jiménez de Urrea: Penitencia de Amor. Historia de Santa María Magdalena. Fco. López de Villalobos publica su traducción del Anfitrión, de Plauto, y Fernández Villegas la de la Divina Comedia. | ||
1516 | Muere Fernando el Católico. | García de Resende: Cancionero General. A. Hernández Alemán: Historia Parthenopea. | |
1517 | Llega Carlos I. Muere Cisneros. | Torres Naharro: Propaladia. Bachiller Pradilla: Égloga Real. F. Alonso de Herrera: Ocho levadas contra Aristóteles. | |
1519 | La familia del poeta se ve implicada en unos alborotos en Toledo. | Carlos I de España es elegido emperador, con el nombre de Carlos V. | Cancionero de obras de burlas provocantes a risa. |
1520 | Garcilaso es nombrado guardia de palacio. | Guerra de las Comunidades. Guerra de las Germanías. Dieta de Worms. | Diego López de Cortegana traduce la Querella de la paz, de Erasmo. Diego López de Stúñiga: Anotaciones contra Erasmo. Hernán López de Yanguas: Farsa sacramental en coplas. Aparecen las comedias Thebayda, Ipolita y Seraphina. |
1521 | Garcilaso es herido en la batalla de Olías. | ||
1522 | Garcilaso participa en la expedición a Rodas y en la guerra de Navarra. | Juan Sebastián el Cano llega con la nave “Victoria”, completando la primera circunnavegación del mundo. | Muere Nebrija. |
1523 | Carlos I lo nombra caballero de la Orden de Santiago. | ||
1525 | Casa con doña Elena de Zúñiga. | Batalla de Pavía: Francisco I cae prisionero y es llevado a Madrid. | Osuna: Primer Abecedario. Juan Maldonado: Hispaniola. |
1526 | Conoce a doña Isabel Freyre. Carlos I huésped de Garcilaso en Toledo. | Richelieu declara la guerra a España. | San Ignacio: Ejercicios. Hernán Pérez de Oliva: El nascimiento de Hércules o Comedia de Amphitrion. Conversación entre Navagero y Boscán. |
1527 | Sitio o saco de Roma por las tropas imperiales. Asamblea de Valladolid contra los erasmistas. | Fernando de Briz: Comedia en coplas de Josef. Juan Maldonado: Parenesis ad bonas litteras. Osuna: Tercer Abecedario. | |
1529 | Doña Isabel Freyre casa con don Antonio de Fonseca. Garcilaso en Italia, donde permanecerá hasta mediados del año siguiente. | Paz de Cambray o de las Damas. | López de Cortegana traduce los Coloquios, de Erasmo, Fray Luis de Carvajal: Apologia monasticae religionis contra Erasmo. Juan de Valdés: Diálogo de Doctrina Cristiana. Fray Antonio de Guevara: Marco Aurelio y Relox de Príncipes. Nebrija: Retórica. |
1530 | Enviado a Francia por la emperatriz. | Coronación de Carlos I como Emperador. | |
1531 | Nueva estancia en Toledo. Cae en desgracia del emperador por motivos familiares. | Se crea la Universidad de Granada. | |
1532 | Destierro de Garcilaso a una isla del Danubio. El destierro es conmutado por un destino en Nápoles. | Se convoca la Dieta de Ratisbona. Los turcos atacan Austria. | Muere Alfonso de Valdés. Se crea la Universidad de Santiago. Se publica en México la Escalera espiritual, de fr. Juan de la Magdalena. Fernán Flores: Historia de Herodiano. Feliciano de Silva: Florisel de Niquea (X parte del Amadís). |
1533 | Muere Isabel Freyre. Viaja de Nápoles a Barcelona, donde se entrevista con el emperador y con Boscán. Visita en Toledo la tumba de Isabel Freyre. Regresa a Nápoles. | Enrique VIII se casa con Ana Bolena. | Se crea la Universidad de Baeza. Pedro de Reinosa: Espejo de caballerías. |
1534 | Último viaje a España. Se le concede el mando del castillo de Reggio Calabria. Epístola a Boscán desde Aviñon. | Muere Clemente VII. | Se crea la Universidad de Huesca. San Ignacio hace sus votos. Boscán publica su traducción de El Cortesano. |
1535 | Toma de Túnez. Es herido en el asalto a La Goleta. | León Hebreo: Diálogos de Amor. Gonzalo Fernández de Oviedo: Historia General y Natural de Indias. | |
1536 | Nombrado maestre de campo por el emperador, participa en las campañas de Saboya y el Milanesado y cae herido en Muy. Muere en Niza el 13 ó el 14 de octubre. | Muere Erasmo. Traducción de la Imitación de Cristo, por fr. Luis de Granada. Villalón: Tragedia de Mirra. Francisco de las Natas: Comedia Claudina en coplas. | |
1538 | Sus restos son trasladados a Toledo. | ||
1539 | Juan Boscán casa con Ana Girón de Rebolledo. | ||
1543 | La viuda de Boscán termina la edición de los poemas de su marido; en ella se incluyen los que éste conservaba de Garcilaso. |
3. VIDA Y OBRA DE GARCILASO DE LA VEGA
1501 y 1503 son los dos años que se barajan para fijar el nacimiento de García, hijo de García Laso de la Vega, comendador mayor de la orden de Santiago en León, y de su esposa Sancha de Guzmán. Si por la parte paterna el recién nacido estaba emparentado con el noble poeta don Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, su tío abuelo; por parte materna era biznieto de Fernán Pérez de Guzmán famoso cronista, autor de Mar de Historias y de varios poemas recogidos por Alfonso de Baena en su Cancionero.
1512 es el año de fallecimiento del padre, que había tenido varios cargos en la corte de los Reyes Católicos, como el de embajador en Roma. Durante su infancia en Batres y Toledo García Laso, es decir, Garcilaso se dedica a conseguir los conocimientos propios de un caballero de la época, tanto en el aspecto cultural (estudiaría el trivium al que podríamos comparar con el bachillerato aunque con más profundidad en los estudios de las lenguas clásicas), como en el cortesano (un saber estar en sociedad con buenas maneras, conocimiento de algún instrumento musical, capacidad de hacer e improvisar versos, etc.) y guerrero (dominio de las armas).
En 1519 es desterrado de Toledo durante tres meses por participar en un alboroto a favor del Ayuntamiento, del que era regidor un cuñado suyo, contra el cabildo catedralicio por causa del patronato del Hospital del Nuncio.
Al año siguiente, 1520, va como procurador de la ciudad de Toledo a las cortes que Carlos I celebraba en Galicia. Este mismo año, desde La Coruña, Carlos lo nombra contino de la casa real, cargo que había tenido su padre. Quizás agradeciendo este nombramiento, Garcilaso toma partido por el rey en la revuelta de los comuneros, entre los que se encontraba su hermano Pedro García Laso. Éstos exigían al monarca que gobernase directamente, que permaneciese en sus reinos peninsulares y que los cargos de gobierno no fuesen entregados a extranjeros. En agosto del año siguiente Garcilaso es herido en la batalla de Olías, donde dio pruebas de su arrojo.
En 1522 participa, junto con Boscán y don Pedro de Toledo, tío del duque de Alba, en una expedición para defender la isla de Rodas de los turcos, organizada por la Orden de San Juan, pero fue un fracaso.
En agosto del año siguiente la orden militar de Santiago lo admite como caballero; en septiembre, tras la preceptiva información de limpieza de sangre, Carlos le otorga el hábito; y en octubre, en Pamplona, es armado caballero.
En 1525 el emperador y posiblemente la infanta doña Leonor, hermana de Carlos y reina viuda de Portugal, lo casan con la dama de ésta, doña Isabel de Zúñiga. En agosto, para la boda, el emperador le sube el sueldo y su madre le concede una renta anual; Garcilaso otorga, en arras, el 10% de todos sus bienes a la novia para que pueda disponer libremente. En diciembre el duque de Alba y su heredero, piden una encomienda para nuestro poeta.
En 1526 Carlos casa con la infanta de Portugal, doña Isabel. En su séquito llega Isabel Freyre, famosa por su belleza, de la cual parece que se enamoró Garcilaso, sin que haya razones firmes para suponer que fuera correspondido. La dama, en 1529, casó con el noble toresano don Antonio de Fonseca.
Este mismo año acompañó a Carlos a Bolonia, donde fue coronado emperador por el papa. En Italia permaneció hasta la primavera del siguiente, en que lo autorizan a volver a España. Su estancia fue breve, porque la emperatriz lo envía a París con un mensaje para la reina de Francia (su madrastra y cuñada).
En 1531 el duque de Alburquerque quiere casarse con la joven hija de su hermano; pero, enteradas la madre y la doncella, buscan a un joven que no desmerezca en cuanto a nobleza, y lo hallan en un sobrino de Garcilaso. El Duque, con el pretexto de que la casa quedaría sin descendencia masculina que perpetuase el apellido, consigue del emperador que prohíba el matrimonio; pero, cuando llega la prohibición, éste ya se había celebrado en secreto en una iglesia de Toledo, asistiendo al mismo, entre otros, la madre de la novia y Garcilaso (parece ser que sin saber a qué iba). La emperatriz manda apresar a Garcilaso y Carlos lo destierra a una isla del Danubio. Gracias a la intercesión del duque de Alba, el emperador le conmuta la pena de destierro por la de trasladarse a Nápoles a la orden de don Pedro de Toledo. El poeta ya estaba en Italia en noviembre de 1532; entablando amistad con los más importantes intelectuales cortesanos; efecto de esta estancia en Nápoles fue su estudio de los clásicos latinos (compuso poemas en latín) e italianos que perfeccionaron su estilo. Allí también volvió a enamorarse.
En 1533 y 1534 realiza sendos viajes a España con mensajes del virrey para el emperador. Carlos lo nombra alcaide del castillo de Reggio.
En 1535 toma parte en el asedio de la Goleta, en poder de los turcos, siendo herido en la boca y en el brazo derecho.
En 1536 renuncia a la alcaidía de Reggio y se incorpora a las tropas del emperador, que lo nombra maestre de campo. Carlos invade Francia, pero es rechazado. En la retirada unos arcabuceros de la fortaleza de Muy les dispararon; la artillería respondió abriendo un boquete en el muro. Como tardaran en entrar por él, el monarca hizo algún comentario negativo; escuchado por Garcilaso, éste, sin coraza y sin casco, se puso al frente siendo herido por una piedra que lanzaron desde la muralla. Trasladado a Niza, murió el 13 ó 14 de octubre asistido por el marqués de Lombay, San Francisco de Borja.
Sus restos fueron trasladados a Toledo, por deseo de la viuda, en 1538.
4. POESÍA
En la historia del arte y, por lo tanto, de la literatura nada surge espontáneamente; toda obra está influida por las anteriores y, a su vez, influirá en las que le siguen. El autor, a los elementos que toma de la tradición, añade su propia visión del mundo y del arte, y este conjunto, si efectivamente alcanza un mínimo grado de perfección, servirá de modelo para la posteridad. Esto que es válido en general, lo es en especial en el caso de la poesía garcilasiana, en la que, como veremos en las notas y en las actividades o trabajos recomendados, encontramos influencias medievales de la poesía cancioneril y de Ausiàs March, junto con aspectos de la cosmovisión renacentista de los poetas italianos.
A finales del XV los temas de la lírica castellana estaban agotados. El mismo Cristóbal de Castillejo se queja “Contra los encarecimientos de las coplas españolas que tratan de amores”:
«Y de aquí debe venir
que contando sus pasiones,
las más más comparaciones
van a parar en morir;
van de suerte
que nunca salen de muerte
o de perderse la vida,
quitadles esta guarida,
no habrá copla que se acierte.»
Pero Castillejo, que no se daba cuenta de que la forma lingüística en que se vierte el pensamiento poético debe ser adecuada a éste, pedía una renovación de los temas, y seguir utilizando las mismas formas métricas tradicionales.
Las coplas españolas populares eran más directas, más propias para una expresión clara y sencilla, y no podían expresar el sentimiento contenido, el pensamiento afectado, manifestado por diversos rodeos. Para esa expresión más refinada y prolija, iba mejor el endecasílabo con acento en la sexta sílaba (o en la cuarta y octava) y el heptasílabo que termina apoyándose en el verso siguiente. El mismo Castillejo pone en boca de Jorge Manrique esta crítica a los nuevos metros:
«Don Jorge dijo: “No veo
necesidad ni razón
de vestir nuestro deseo
de coplas que, por rodeo,
van diciendo su intención.
Nuestra lengua es muy devota
de la clara brevedad,
y esta trova, a la verdad,
por el contrario denota
oscura prolijidad.»
Por eso, cuando en su viaje de regreso de Granada Boscán decide seguir los consejos de Andrea Navagero, no sólo imita la versificación italiana, sino también los temas y el modo de expresarlos. Garcilaso, al adherirse a dichos proyectos, hará lo mismo iniciando ambos (prácticamente al mismo tiempo que el portugués Sà de Miranda) un nuevo movimiento poético en castellano.
Evolución cronológica
Se da por supuesto que Garcilaso no volvió a utilizar los metros castellanos a partir de 1526 en que empezó a versificar según los modelos italianos. Según esto todas las coplas en octosílabos son anteriores a ese año. Las composiciones italianizantes se agruparían en dos períodos o etapas:
a) 1526-1533: desde que empieza hasta su estancia en Italia. En ella va alcanzando un dominio de la técnica del endecasílabo.
b) 1533-1536: es la etapa de perfección, en la cual hay que situar los poemas dedicados a la dama napolitana (1535).
Temática
La Naturaleza: El Humanismo, con la vuelta a los clásicos, pone en primer término la poesía de Virgilio y Horacio y, con ella, su sentimiento de la Naturaleza. Esta visión epicúrea de la misma se refleja en tres escritores contemporáneos: Jacopo Sannazaro (1455-1530), autor de la novela de pastores Arcadia; Luigi Tansillo (1510-1568), autor de la égloga I due pellegrini y del poema bucólico Il vendemiatore; y de Garcilaso (1503-1536). Su deseo de vivir en la Naturaleza no es algo puramente cerebral, más o menos influido por la necesidad política, no se limitan a una apología del campo para evitar que se desertice mientras la ciudad se llena de parásitos. No, quieren un contacto directo con la Naturaleza, por los beneficios que esto comporta.
Es conveniente recordar que, para Garcilaso, los términos natura y naturaleza (sólo lo emplea dos veces) no poseían el mismo significado que hoy acostumbramos a darles ‘conjunto de cosas que componen el universo’; sino los de ‘esencia y ser de las cosas’, ‘instinto y modo de actuar’, ‘principio universal de todo’. Cuando describe ese conjunto, que llamaríamos paisaje, observamos cómo Garcilaso encuentra su descanso en ella (égl. II, vv. 64-76); el paisaje del Tajo, como grata huida de la civilización (soledad amena), es sitio ideal para descansar las ninfas (égl. III, vv. 57-80) o para escenas de amor (égl. II, vv. 431-454). Pero como tal es distinta al paisaje y sinónima a fuerza creadora (obsérvese que el nombre de Dios tan sólo aparece una docena de veces y como Providencia, cuando no como simple exclamación) que forma a los distintos seres (siglo XXI; el. I, vv. 118-120; égl. III, vv. 781-783) y los dota de cualidades psíquicas o de instintos (égl. I, vv. 78-80; égl. II, vv. 308-310, 1092-1094).
En su contemplación del paisaje Garcilaso percibe los colores fríos: el verde, el blanco, el oro y el rubio. El rojo, o el colorado, y el rosa apenas aparecen y casi siempre lo hacen en contraste con el blanco para describir los colores del rostro.
La mujer y el amor: El canto al amor y la idealización de la amada, ya se encontraba en los poetas provenzales y en los llamados de cancionero, así como en Petrarca y Ausiàs March. Con el resurgir del platonismo esta postura se intensifica y la dama no será sólo un fiel reflejo del modelo existente en el mundo de las ideas, sino que se constituirá en ese mismo prototipo de belleza femenina. Ahora bien, dadas las ideas sociales de la época, la dama no debía corresponder, por lo cual será tratada de cruel y vista como enemiga. Estos mismos condicionamientos sociales obligarán al amante a padecer su amor en silencio (v. las canciones I y II).
El amor entra por los ojos (v. el soneto VIII); pero, a fin de mostrar mejor la intensidad y firmeza de la pasión amorosa, afirmarán que su enamoramiento es necesario por estar así determinado por el destino o por las estrellas.
El estilo
Garcilaso escribe con sencillez, huyendo de la afectación. Utiliza términos cultos, pero no rebuscados (el único ejemplo que encontramos de un vocablo fuera de lo común pudiera tratarse de un error de transcripción), incluso los cultismos (latinismos o italianismos) que emplea debían de ser corrientes en el habla cortesana.
Dado que la lengua española no se encontraba bien consolidada, encontramos algunas alternancias fonéticas, sobre todo en prefijos (des- / dis-; en- / in-). También en la conjugación alternan: en la 2ª persona del plural -ais / -ades; en el imperativo las formas con -d y sin ella (lleváme / llevadme). Cuando, por motivos de evolución fonética se producía el grupo -nr-, éste se evitaba, bien con una metátesis (vernás) que es lo más frecuente en Garcilaso, bien con una epéntesis (vendrás).
En cuanto a la métrica las combinaciones estróficas italianas admitidas por Garcilaso son: los sonetos y tercetos encadenados con sólo endecasílabos; y, con polimetría (combinación de heptasílabos y endecasílabos), las liras y las estancias. Estas últimas se utilizaban en las canciones y, ya en el Barroco, fueron sustituidas por la silva que, con su completa libertad de combinaciones, facilitaba un ritmo capaz de adaptarse en cualquier momento a la expresión del pensamiento poético.
La canción estaba formada por un número indeterminado de estancias, al que se le añadía, al final, el envío, constituido por una semiestancia. Aunque la estancia en principio no poseía un esquema determinado, una vez creada la primera de la canción, el resto tenía que adaptarse a la misma. En Garcilaso las tenemos densas y pesadas, como las de la canción IV con sólo un endecasílabo, o ligeras como las de la canción III. Cada estancia está formada por una una fronte con varios piedes, un verso de volta y una coda con varios versos. Analicemos la estructura de la primera estancia de la canción III:
La estrofa de la “Oda a la Flor de Gnido” que algunos llaman canción V, por el primer verso de la misma, en español se la suele denominar “lira” y existen diversas variantes de la misma.
5. OPINIONES SOBRE LA OBRA
Aunque al principio hubo alguno que, como Castillejo, rechazó la poesía de Garcilaso; sin embargo, se puede decir que ya sus contemporáneos lo aceptaron como modelo. Sus poemas debían de saberse de memoria, por eso se hicieron versiones a lo divino como la de Sebastián de Córdoba. Esto ha perdurado a lo largo de los siglos hasta nuestros días. En todas las épocas ha habido autores que han homenajeado al poeta toledano y, sobre todo, los poetas de la generación de la guerra civil tomaron su poesía como bandera, pues no sólo lo imitaron, sino que dieron el nombre de Garcilaso a la revista en que publicaban sus poemas.
A continuación damos unos ejemplos en los que, a excepción de Castillejo, poetas de diversas escuelas cantan a nuestro vate.
«Garcilaso y Boscán siendo llegados
al lugar donde están los trovadores
que en esta nuestra lengua y sus primores
fueron en este siglo señalados,
los unos a los otros alterados
se miran demudadas las colores,
temiéndose que fuesen corredores
o espías o enemigos desmandados;
y juzgando primero por el traje
pareciéndoles ser como debía
gentiles españoles caballeros;
y oyéndoles hablar nuevo lenguaje
mezclado de extranjera poesía
con ojos les miraban de extranjeros.»
(Cristóbal de Castillejo, Obras de conversación
y pasatiempo, ed. J. Domínguez Bordona, Madrid,
Espasa-Calpe, 1969, t. II, p. 190)
Para la inscripción de la fuente de quien dijo Garcilaso: “En medio del invierno”, etc.:
«El líquido cristal que hoy desta fuente
admiras, caminante,
el mismo es de Helicona:
si pudieres, perdona
al paso un solo instante;
beberás (cultamente)
ondas, que del Parnaso
a su vega tradujo Garcilaso.»
(Luis de Góngora, Obras [manuscrito Chacón],
Madrid, RAE, 1991, t. I, p. 162)
A la fuente de Garcilaso que está en Batres:
«Con respeto se retrata
en esta fuente la aurora,
mientras su deidad sonora,
dulces números dilata;
sus ondas, de viva plata,
caracteres cristalinos,
trasladad, ¡oh peregrinos!,
y a vuestros dichosos labios
en perlas conceptos sabios
y en cristal, versos divinos.»
(Lope de Vega, Obras poéticas, ed. J. M. Blecua,
Barcelona, Planeta, 1969, pp. 1522-1523)
«Amante que celoso arroja
en un río un diamante
que traía por memoria.
»¡Oh dulce prenda, testimonio un día
de la jurada fe de quien, traidora,
el pacto ultraja y la razón desdora
de la noble verdad que me debía!
¡Oh dulce prenda cuando amor quería!
Dulce más que a las flores blanda aurora,
alegre entonces como triste ahora:
¡Tan inconstante fue la suerte mía!
Vuelve a tu dueño; pero no: ese errante
fugitivo cristal selle tu gloria,
digno sepulcro de tu luz cambiante;
pues trocada en ofensa mi victoria,
ni ya puede en su mano ser diamante,
ni ya puede en mi mano ser memoria.»
(Eugenio Gerardo Lobo, Poetas líricos del siglo XVIII,
Madrid, BAE, t. LXI, p. 22)
«Remitiendo a un poeta joven
las poesías de Garcilaso,
con algunos versos míos.
»Si mis ásperos versos yo te envío
con dulces versos del divino Laso,
no juzgues que el orgullo necio mío
me finja que le iguale en el Parnaso.
Lo hago porque juntas quiero darte,
con prendas de mi amor, reglas del arte.»
(José de Cadalso, Poetas líricos del siglo XVIII,
Madrid, BAE, t. LXI, p. 256)
«Yo tenía la noticia vaga de que en una de las iglesias de Toledo se hallaban los sepulcros del dulce poeta Garcilaso de la Vega y de su valeroso padre. ¿Dónde? No lo sabía. Esperaba encontrarlos en alguna de mis excursiones y conocerlos, bien por la inscripción, bien por el carácter de las figuras. La hornacina en cuyo hueco estaban arrodilladas las dos estatuas carecía de inscripción; en el muro no se encontraba tampoco. No obstante, la armónica y misteriosa relación de los objetos que componían el cuadro que se ofrecía a mis ojos, me reveló que aquellos eran los sepulcros del guerrero y del poeta […].
Y aquel otro más alto y joven a cuyos pies murmura aún sus rezos una mujer hermosa, ese, proseguí pensando, ese es el que cantó el dulce lamentar de dos pastores, tipo completo del siglo más brillante de nuestra historia. ¡Oh! ¡Qué hermoso sueño de oro su vida! ¡Personificar en sí una época de poesías y combates, nacer grande y noble por la sangre heredada, añadir a los de sus mayores los propios merecimientos, cantar el amor y la belleza en nuevo estilo y metro, y como más tarde Cervantes, y Ercilla, y Lope, y Calderón, y tantos otros, ser soldado y poeta, manejar la espada y la pluma, ser la acción y la idea, y morir luchando para descansar envuelto en los jirones de su bandera y ceñido del laurel de la poesía a la sombra de la religión en el ángulo de un templo! […]»
(Gustavo Adolfo Bécquer, Obras completas, Madrid,
Aguilar, 1954, pp. 1086-1087)
También los poetas de la llamada ‘Generación del 27’ tributaron un homenaje a Garcilaso, como Salinas, cuando titula un libro suyo La voz a ti debida, o Alberti “Si Garcilaso volviera / yo seria su escudero.” Altolaguirre evoca aquí el amor de Garcilaso:
«El amor de Garcilaso tenía el campo libre de lo irreal para dilatarse. Su amor fue infinito porque era imposible. Un beso límite al amor, corta el aliento, puede producir la muerte. los besos de Garcilaso fueron suspiros, besaba el aire de sus viajes, soñaba amor en su soledad guerrera, entre los ejércitos.»
(Manuel Altolaguirre, Garcilaso de la Vega,
Madrid, Espasa-Calpe, 1933, p. 65)
Miguel Hernández escribe una égloga recordándolo Un claro caballero de rocío; Luis Rosales le dedica la “Égloga de la soledad”, Dionisio Ridruejo titula una parte de su Primer libro de amor, “El dolorido sentir”, quizá a través de Azorín.
6. BIBLIOGRAFÍA ESENCIAL
Ediciones
Cuando el barcelonés Juan de Boscán se propone publicar sus obras poéticas en castellano era consciente de que más del noventa por ciento estaban escritas según los modelos italianos todavía no bien aceptados por todos. Ante este hecho, decide aumentar el volumen de su propia obra con los poemas del poeta toledano, ya fallecido, Garcilaso de la Vega, que él poseía manuscritos; así se beneficiaría con la perfección del castellano, pues ésta no sólo autorizaría sus versos, sino que indirectamente favorecería su venta. Pero, muerto Boscán, no pudo terminar de corregir las pruebas de imprenta, por lo que el final del libro salió, en 1543, con varias erratas.
Así se estuvieron imprimiendo hasta que, en 1569, un editor salmantino, a la vista de que se vendían poco, decidió publicar separadamente el texto de Garcilaso corregido, probablemente por Francisco Sánchez de las Brozas.
Éste, entre 1574 y 1612, realizó varias ediciones corrigiendo el texto y añadiendo nuevas composiciones de acuerdo con un manuscrito hoy perdido. Pero, además, incluye comentarios al texto tal como se venía haciendo con los autores grecolatinos (y como hizo con Juan de Mena), con lo cual convierte a Garcilaso en un clásico de la literatura española.
En 1580 el poeta sevillano, Fernando de Herrera, da a la imprenta una nueva edición comentada. En ella propone los poemas de Garcilaso como ejemplo de buen hacer poético; lo que le sirve de pretexto para exponer toda una teoría de poética y retórica renacentistas y, simultáneamente, para mostrar su erudición y su propio quehacer poético. Pero ataca las correcciones del Brocense y critica algunos versos del mismo Garcilaso, que son defendidos por el Prete Jacopín, pseudónimo con toda probabilidad del condestable Juan Fernández de Velasco. El libro, escrito según la ortografía del mismo Herrera, no se volvió a editar.
Tras las ediciones de Tamayo de Vargas (1622), Azara (1765) y Tomás Navarro Tomás (1911) que siguen al Brocense, aparecen las críticas de Keniston (1925) y Rivers (castalia, 1964 y 1969).
Es interesante, por el resumen de todas las anotaciones anteriores, la de Rivers en 1974 (reimpresa en 2001): Obras completas con comentario (Madrid, Castalia).
Otras ediciones son las de:
–BLEIBERG, Germán, Madrid, Alianza Editorial, 1980.
–MORROS, Bienvenido, Barcelona, Crítica, 1995.
–PRIETO, Antonio, Madrid, Biblioteca Nueva, 1999.
–PRIETO DE PAULA, Ángel I., Madrid, Castalia, 1992.
–SOTELO DE SALAS, Alfonso I., Madrid, Editora Nacional, 1976.
Estudios
–ARCE BLANCO, Margot, “Garcilaso de la Vega”, Madrid, Revista de Filología Española, 1930.
–BLECUA, Alberto, En el texto de Garcilaso, Madrid, Castalia, 1970.
–COSSÍO, José María de, Poesía española. Notas de asedio, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1952.
–CRUZ, Anne F., Imitación y transformación: el petrarquismo en la poesía de Boscán y Garcilaso de la Vega, Amsterdam, J. Benjamins, 1988.
–GALLEGO MORELL, Antonio (Recop.), Garcilaso: Documentos completos, Barcelona, Planeta, 1976.
–KENISTON, Hayward, Garcilaso de la Vega. A Critical Study of His Life and Works, Nueva York, Hispanic Society of America, 1922.
–LAPESA MELGAR, Rafael, La trayectoria poética de Garcilaso. Reeditado con añadiduras y correcciones en: Garcilaso. Estudios completos, Madrid, Istmo, 1985.
–PRIETO, Antonio, Garcilaso de la Vega, Madrid, S.G.E.L., 1975.
–ROSSO GALLO, María, La poesía de Garcilaso de la Vega: análisis filológico y teatro crítico, Madrid, RAE, 1990.
–VV.AA., Garcilaso y la poesía española, Ed. Guillermo Díaz Plaja, Barcelona, Universidad de Barcelona, 1937.
–VV.AA., La poesía de Garcilaso, Ed. de Elias L. Rivers, Barcelona, Ariel, 1974.
–VV.AA., Garcilaso [Actas de la IV Academia Renacentista], ed. Víctor García de la Concha, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1993.
7. LA EDICIÓN
Se basa en la princeps, la preparada por Boscán; pero teniendo en cuenta las enmiendas propuestas por el Brocense, Blecua y Rivers.