Nota informativa
En la versión digital de este libro, las locuciones de los CD de la edición en papel están incluidas al final bajo el epígrafe Audios.
CD 1
Locución en inglés de DANIEL GOLEMAN
1. Getting relaxed (ages 5-7)
2. Paying attention (ages 5-7)
3. Getting relaxed (ages 8-11)
4. Paying attention (ages 8-11)
5. Getting relaxed (ages 12 and up)
6. Paying attention (ages 12 and up)
CD 2
Locución en español y música de ELSA PUNSET
1. Relajación muscular progresiva (5-7 años)
2. Prestar atención: la atención plena (5-7 años)
3. Relajación muscular progresiva (8-11 años)
4. Prestar atención: la atención plena (8-11 años)
5. Relajación muscular progresiva (12 años en adelante)
6. Prestar atención: la atención plena (12 años en adelante)
Este libro está dedicado a mi madre, cuya vida llena de intención y sentido me transmitió la importancia de la práctica contemplativa habitual.
Mamá, te adelantaste a tu tiempo; te hubiera encantado ver este libro publicado, porque ayudará a muchos niños, padres y profesores a desarrollar lo que tú me has enseñado.
Agradecimientos
La idea para elaborar este libro y CD comenzó a tomar forma en marzo de 2007 en uno de los muchos animados e inspiradores almuerzos que Daniel Goleman y yo hemos compartido a lo largo de los años. Fue la sabiduría de Dan, su generosidad de espíritu y su deseo de constituir una parte integral de este proyecto lo que ha hecho posible este libro. Una de las cosas que más valoro de mi amistad con Dan es su extraña capacidad para percibir cuándo tiene que ofrecer su apoyo y su experiencia a un proyecto. Estos actos espontáneos de generosidad normalmente repercuten en beneficio de las vidas de incontables adultos y niños. Dan, te ofrezco mi mayor admiración y agradecimiento. Estoy segura de que este libro no existiría si no hubieras hecho caso a tu llamada interior para implicarte en él.
Cuando la editorial Sounds True se ofreció amablemente a publicar Inteligencia emocional infantil y juvenil y Hanuman Goleman accedió encantado a producir el CD, supe que yo sólo sería un instrumento para que este proyecto funcionase. En esos momentos me estaba sumergiendo en aguas desconocidas, porque no imaginaba de dónde iba a sacar el tiempo o la sabiduría necesarios para tratar debidamente esta empresa. Por fortuna, cuando acepté la oferta encontré muchas personas y recursos para poder llevar a cabo este proyecto. Me gustaría expresar mi agradecimiento a las siguientes personas de mi entorno y mi trabajo.
Le estoy muy agradecida a los cientos de gerentes, profesores, padres y alumnos de las doce escuelas de la zona baja de Manhattan y sus alrededores, lo que ahora se denomina Zona Cero. Me disteis vuestra confianza para intentar las estrategias que se presentan en este libro en un momento en que erais muy vulnerables. Ha sido un privilegio poder formar parte de vuestro proceso de curación y de recuperación.
Me siento especialmente en deuda con el personal del Inner Resilience Program[1]: Charlotte de Lucia, Dragica Mikavica, Dana McCloskey y Veronica Vieira. Aunque tuve que robarle tiempo a mis responsabilidades diarias, pudisteis mantener la calidad del trabajo que ofrecemos a cientos de niños, padres y profesores. Gracias por vuestro cariñoso apoyo y aliento.
Me gustaría expresar mi gratitud a los adultos y a los niños que probaron por primera vez (y con tan poca antelación) esta versión concreta de los materiales presentados. Primero, a los padres: Martha Eddy, Susanne Harnett, Lynne Hurdle-Price, Laura Parker Roerden, Elsa Punset Bannel y Marilyn Zlotnik; y a los niños que experimentaron estas estrategias: Arielle Diker, Ian y Catherine Harnett, Gabriel y Samantha Hultberg, Eli Parker Roerden, Nai’im y Jabari Hurdle-Price, Sakai Hurdle y Alexia Jiménez de Punset. Gracias a que nos transmitisteis una información tan útil el producto final resulta mucho más adecuado.
También querría expresar mi profundo agradecimiento a tres colegas y amigos que me ayudaron de diferentes maneras a transformar los primeros borradores en un manuscrito terminado y limado, digno del tema que trata. No hubiera podido completar este proyecto sin las habilidades y el apoyo constante de Neeta Jain, Laura Parker Roerden y Tom Roepke. Gracias por haberos implicado tanto en este proceso.
Y extiendo mi gratitud a mi reciente familia en Sounds True, en especial a la directora editorial Kelly Notaras y al editor Stephen Topping, que me ayudaron en todo momento. Gracias por apreciar mi forma de hacer las cosas aunque significara retrasar los plazos.
Asimismo agradezco a todos los colegas y mentores que viajan conmigo para hacer que el aprendizaje social y emocional y el cuidado de la vida interior sea una parte integral de la experiencia de los niños en el hogar y en la escuela. Gracias en especial a Roger Weissberg, Mary Utne O’Brien, Mark Greenberg, Timothy Shriver, Tom Roderick, Maurice Elias, Parker Palmer, Angeles Arrien, Sue Keister, Richard Davidson, Jon Kabat-Zinn, Tobin Hart, Peter Yarrow y Marian Wright Edelman. Vuestro ejemplo es una inspiración constante en mi vida personal y en mi trabajo.
Por último, cuento con un poderoso equipo de familiares y amigos cercanos con quienes tengo una profunda afinidad espiritual, y que son parte de mi «familia del alma». Mi agradecimiento más hondo a Carmella B’Hahn, Elaine Seiler, Robin Stern, Janet Patti, Madhavi Nambiar, Jezabella Kipp, Hielen Rockefeller Growald, Nancy Carlsson-Paige, Martha Eddy, Lynne Hurdle-Price, Amshatar Monroe, Rosalind Winter y mi hermana Lois Corbett. Mis queridos amigos del alma, sois los testigos compasivos de mi vida interior, de la mente y el espíritu, y de mi vida exterior, de los actos y la entrega. Gracias por vuestro amor incondicional, vuestra sabiduría y vuestra fortaleza interior.
LINDA LANTIERI, 2008
Introducción de Daniel Goleman
Hace poco le pregunté a una madre qué tal le iba a su hija en el colegio. «Bien, dijo, se le dan bien las matemáticas y muy bien la lengua pero mucho mejor la inteligencia emocional».
Años atrás esta conversación no se habría producido. En 1993 Linda Lantieri y yo, junto con un pequeño grupo de colegas con ideas afines, fundamos Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning (CASEL, Colaboración para el Aprendizaje Académico, Social y Emocional). Entonces trabajábamos con unos cuantos programas en los que aparecía el «aprendizaje social y emocional» (Social and Emotional Learning, SEL), la enseñanza sistemática de la inteligencia emocional en las aulas. Estos programas añaden a la jornada escolar normal un plan para gestionar la vida: mejorar la autoconciencia y la confianza en uno mismo, dominar las emociones y los impulsos perturbadores, y aumentar la empatía y la colaboración.
Linda dirigía Resolving Conflict Creatively (Resolución Creativa de Conflictos), uno de estos programas que ya se aplicaba en cientos de escuelas para luchar contra las crecientes tasas de violencia. Muchos de los primeros intentos de aprendizaje social y emocional en los colegios se desarrollaron para combatir este problema: el consumo de alcohol y drogas en los adolescentes, el abandono escolar, los embarazos no deseados y otros peligros de la adolescencia. Cuando la W. T. Grant Foundation[1] patrocinó un estudio sobre estos programas para descubrir por qué eran eficaces (y otros no), la enseñanza de habilidades sociales y emocionales resultó ser un componente crucial.
Desde que Linda y yo empezamos a trabajar, el aprendizaje social y emocional se ha extendido a decenas de miles de escuelas a lo largo del mundo y continúa creciendo. En este crecimiento ha influido mi libro Inteligencia emocional, publicado en Estados Unidos en 1995, que sostiene que los estudiantes estarán más dotados para la vida si en su programa de estudios, además de los fundamentos académicos, se incluye una preparación en los fundamentos de las habilidades sociales y emocionales. A lo largo de la vida resultan esenciales una mayor autoconciencia, una mejor capacidad para dominar las emociones perturbadoras, una mayor sensibilidad frente a las emociones de los demás y una mejor habilidad interpersonal; pero los cimientos de estas aptitudes se construyen en la infancia.
La neurociencia nos enseña que el cerebro del niño experimenta un enorme crecimiento y no se detiene hasta la mitad de la veintena. Los científicos lo denominan neuroplasticidad y significa que el modelado de los circuitos cerebrales durante este periodo de crecimiento depende, en gran medida, de las experiencias diarias del niño. En esta etapa, estas infiuencias ambientales sobre el crecimiento del cerebro son particularmente poderosas para configurar sus circuitos neuronales sociales y emocionales. Por ejemplo, los niños que han sido bien educados y cuyos padres les ayudan a tranquilizarse cuando están nerviosos parecen desarrollar mayor fortaleza en los circuitos cerebrales para dominar la angustia; si sus padres no les atienden es más probable que actúen siguiendo impulsos agresivos o que tengan problemas para tranquilizarse cuando estén alterados.
Los buenos padres son como los buenos profesores; al ofrecer una base segura, los adultos responsables de los niños pueden crear un entorno que permita funcionar a sus cerebros al máximo rendimiento. Esta base se convierte en un refugio seguro, un ámbito de fortaleza desde el cual aventurarse a explorar, para aprender algo nuevo y para alcanzar metas. El niño puede interiorizar esta base segura si se le enseña a dominar mejor su ansiedad para que pueda concentrar mejor su atención. Esto también potencia su capacidad para lograr un entorno óptimo para el aprendizaje.
La manera más eficaz de que todos los niños obtengan las mejores lecciones del corazón es que éstas formen parte de la jornada escolar y de la vida familiar.
CASEL es una organización con base en la Universidad de Illinois, en Chicago, que ha establecido los estándares del SEL (aprendizaje social y emocional) y ha ayudado a incluir estos programas en los planes de estudios de escuelas a lo largo del mundo. Los mejores programas de aprendizaje social y emocional son los que se diseñan para adaptarse sin fisuras a los planes de estudios convencionales para todas las edades.
¿Influye el aprendizaje social y emocional en la vida de los niños? Ahora tenemos la respuesta: un metanálisis definitivo de más de cien estudios ha comparado a estudiantes que han recibido aprendizaje social y emocional con otros que no lo recibieron. Los datos demuestran unas mejoras impresionantes en el comportamiento de los estudiantes que sí lo recibieron dentro y fuera del aula. No sólo dominaron habilidades como tranquilizarse y desenvolverse mejor, sino que también aprendían con más eficacia; sus notas mejoraron y, en pruebas de logros académicos, sus calificaciones fueron 14 puntos porcentuales más altas que las de estudiantes similares que no recibieron programas de aprendizaje social y emocional[2]. Ayudar a los niños a dominar sus emociones y sus relaciones les hace ser mejores estudiantes.
Esta mejora en el aprendizaje de los niños, como consecuencia de apoyar la gestión de su mundo interior y sus relaciones, también puede entenderse en términos del impacto del aprendizaje social y emocional sobre sus circuitos neuronales en desarrollo. La corteza prefrontal, el centro ejecutivo del cerebro, es un área del cerebro que la experiencia moldea durante la infancia. Esta área alberga los circuitos para inhibir los impulsos emocionales perjudiciales y para prestar atención, es decir, para relajarse y concentrarse. Cuando los niños no tienen estrategias para disminuir su ansiedad, no disponen de tanta capacidad de atención para aprender, para resolver problemas y para comprender nuevos conceptos. Por ejemplo, si ante un examen sorpresa un niño es presa del pánico, grabará esta respuesta y no los detalles del examen; la angustia destruye el aprendizaje. En la actualidad los científicos creen que si se mejora la atención y la memoria, y también se despeja la mente de la impulsividad y la angustia, la mente del niño se sitúa en el mejor terreno para el aprendizaje; y esto es lo que hace el aprendizaje social y emocional.
Linda Lantieri sigue siendo una pionera en el movimiento para integrar el aprendizaje social y emocional en las escuelas de todo el mundo. En la actualidad se enfrenta a uno de los mayores desafíos educativos: ayudar a niños que han sufrido una conmoción, como los acontecimientos del 11 de septiembre, a adaptarse para que puedan recuperarse del trauma y seguir con su vida y su educación. Tras haber trabajado con niños de las escuelas más cercanas al desaparecido World Trade Center, Linda ha desarrollado un programa que puede ayudar a cualquier niño a relajar el cuerpo, tranquilizar la mente y prestar más atención.
Estas habilidades son necesarias para todos los niños, no sólo en la escuela sino a lo largo de la vida. Sus padres y sus profesores les repiten que se estén quietos o que presten atención, pero la dirección natural de su desarrollo implica que los circuitos cerebrales para la relajación y la concentración aún se están formando, estos sistemas neuronales todavía están creciendo. Pero podemos ayudar a este crecimiento impartiendo a los niños lecciones sistemáticas que refuercen estas capacidades emergentes. Esto es lo que ha hecho Linda en su moderno programa en las escuelas de la ciudad de Nueva York y es lo que ofrece a cualquier familia o aula en este libro y CD.
Cuando Linda me pidió que recitase las instrucciones de los ejercicios que enseñan estas habilidades, aproveché la oportunidad. Me siento honrado por implicarme de nuevo en el innovador trabajo de Linda Lantieri, en esta ocasión como la voz que recita las instrucciones del CD, y me emociona pensar en la gran cantidad de niños que se beneficiarán de esta sabiduría práctica.
DANIEL GOLEMAN