Imagina si... El poder de crear un futuro para todos

Sir Ken Robinson

Fragmento

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Prólogo

Hay una cita famosa atribuida al filósofo y matemático francés Blaise Pascal: «Si hubiese tenido más tiempo, te habría escrito una carta más corta». También se atribuye, con ciertas variantes, a Mark Twain, Winston Churchill, John Locke, Woodrow Wilson y Benjamin Franklin, entre otros. Estoy segura de que todos expresaron distintas versiones de la misma idea, y después de terminar este libro entiendo muy bien a qué se referían. Nada exige más tiempo que intentar ser breve.

El libro que tienes en las manos es deliberadamente conciso, pero sus páginas contienen una vida entera de trabajo. Y no una vida cualquiera, sino la de un hombre que motivó y alentó a millones de personas y que luchó por ellas. Un hombre que aseguró a ciudadanos de todo el mundo que el problema no estaba en ellos ni en sus seres queridos, sino en el sistema. Un hombre que yo tuve la suerte de tener por padre.

Papá era un tipo de increíbles prodigios, pero él ya era de por sí un prodigio. Constituía una rara mezcla de elocuencia, ingenio, humor, modestia y bondad. Estaba presente en todas las conversaciones que mantenía, con independencia de quién fuese su interlocutor, y en un mundo en el que la gente está siempre distraída o mirando por encima de tu hombro para ver quién aparece, un rasgo como ese destacaba. Hacía sentir especial a todo el que conocía porque poseía la habilidad de ver lo que tenían de especiales todas las personas con las que coincidía. Cuando estabas con él, sabías que te encontrabas en compañía de alguien extraordinario, pero lo cierto es que no he entendido lo excepcional que era hasta ahora, cuando ya no está con nosotros. Me pasaré el resto de la vida intentando aceptar que se ha ido, pero también consagrada a que su obra perdure. De hecho, el mundo nunca ha necesitado tanto su mensaje como ahora.

En el fondo, la obra de papá fue una carta de amor al potencial del ser humano. Naturalmente, también fue una profunda crítica de muchos de los sistemas que hemos llegado a aceptar, y una exposición sin concesiones de muchos de sus defectos. Pero, en última instancia, fue la proclamación de que somos capaces de más. De que todos y cada uno de nosotros somos una fuente de talento y recursos, y de que si dedicásemos nuestros esfuerzos a fomentar ese potencial en lugar de reprimirlo sistemáticamente, el mundo sería un lugar mucho mejor para todos.

Papá dedicó su vida a este sueño. Empezó a escribir el libro que estás leyendo en 2017, pero en realidad este libro empezó a gestarse mucho antes. Estoy segura de que él diría que antes incluso de que naciese. Él fue el primero en reconocer que los argumentos que defendía no eran nuevos; están profundamente arraigados en la historia de la docencia y el aprendizaje desde la antigüedad. Se basan en principios que siempre han inspirado a la humanidad, pero que hemos perdido totalmente de vista. Así pues, mi padre continuó con una larga tradición, y es para mí un honor acompañarle.

Tuve el privilegio de trabajar con papá varios años, y cuando le diagnosticaron su enfermedad en 2020, le hice una promesa: dedicaría mi vida a continuar su obra. Pasamos gran parte de sus últimos días hablando de lo que eso implicaría y trabajando juntos en este libro.

Siempre atesoraré el recuerdo de esos días en mi corazón.

Era evidente que embarcarse en este proyecto supondría una combinación entre el deseo de buscar consuelo en sus palabras y su mensaje, y la congoja de no poder preguntarle qué quería decir en un momento determinado ni intercambiar ideas. Ha sido una experiencia como ninguna otra. Nada podría haberme preparado para la travesía de los últimos meses, para perderle y para intentar entender el mundo sin él. Pero a pesar de todo —las dudas, las preguntas, la motivación, la pena—, un principio ha regido este proyecto: él creía que yo podía conseguirlo. Creía que todos podíamos conseguirlo.

Este libro empezó como un compendio de su obra general. Ahora es mucho más que eso: la encomienda de una misión en la vida. Es un llamamiento a los millones de personas a los que él motivó, y a los nuevos millones a los que seguirá motivando, para que sigan luchando por los cambios que necesitamos con tanta urgencia. La revolución ya ha empezado. Es necesario que veamos el potencial de cada uno de nosotros como individuos y de todos en conjunto, como hizo papá.

Imagina si utilizásemos las increíbles capacidades que poseemos para crear un mundo en el que cada persona fuese profundamente consciente de las extraordinarias aptitudes con las que cuenta. Imagina si desarrollásemos sistemas que nos elevasen en lugar de oprimirnos. Imagina si aceptásemos nuestras diversidades en lugar de huir de ellas. Hemos llegado a un momento de la historia en el que ya no es posible repetir lo que hemos hecho hasta ahora. Debemos hacerlo mejor. Y, como siempre, debemos empezar tomando partido.

Imagina si…

KATE ROBINSON

Windsor, junio de 2021

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Prefacio

Cómo deberíamos educar a nuestros hijos? Durante generaciones hemos abordado este asunto muy mal. Ahora es más urgente que nunca que lo hagamos correctamente. El mundo está experimentando cambios revolucionarios, y para hacerles frente necesitamos una revolución en el ámbito educativo.

He trabajado en el campo de la educación durante más de cincuenta años. Muchas cosas han cambiado en ese tiempo… y muchas otras no. Durante la mayor parte de mi vida profesional, he reclamado cambios fundamentales en la educación para que la gente tenga la oportunidad de vivir la vida que merece. Los niños nacen con capacidades ilimitadas; su futuro está determinado por cómo se les educa. La educación tiene dos funciones principales: debe ayudar a las personas a desarrollar sus capacidades innatas y a desenvolverse en el mundo. Sin embargo, la mayoría de las veces no cumple ninguno de esos dos cometidos.

He escrito, hablado y discutido del asunto durante mucho tiempo. He participado en numerosas iniciativas en todo el mundo, redactado gran cantidad de publicaciones y dado miles de charlas. A menudo me preguntan: si tuvieses que resumirlo, ¿cuáles serían los cambios concretos que reclamas y por qué? Resumir es precisamente lo que me he propuesto aquí. Esta es mi visión destilada de los retos a los que nos enfrentamos, los cambios que se necesitan y las medidas prácticas que podemos tomar.

Hay tres ejes principales. Primero, vivimos en una época de revolución y nos enfrentamos a desafíos sin precedentes: como individuos, como comunidades y como especie. Y somos en buena medida responsables de esos desafíos. Eso quiere decir que podemos hacer algo al respecto. Segundo, para conseguirlo, tenemos que pensar de otra forma en nuestros hijos y en nosotros mismos. Tercero, debemos hacer las cosas distintas en la educación, el trabajo y las comunidades.

Si has leído mis anteriores libros, reconocerás parte de los argumentos y del lenguaje de este. Al fin y al cabo, he querido hacer aquí una síntesis. Si no los has leído, espero que lo hagas. En ellos presento muchas pruebas y ejemplos prácticos. Pero si no tienes tiempo, en esta obra encontrarás lo esencial. Espero que te haga reflexionar y te resulte útil. Los problemas que en ella se tratan no podrían ser más importantes.

KATE ROBINSON

Los Ángeles, octubre de 2019

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Introducción

Nuestras capacidades creativas han tenido unos efectos positivos nada desdeñables en el confort de nuestra vida, la salud de nuestro cuerpo y la complejidad de nuestras culturas. Y también nos han llevado a un punto crítico.

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Aquí estás. Puede que para ti hoy sea un día como cualquier otro, o que te resulte distinto por algún motivo. Quizá te encuentras en una situación que te es familiar, o estás en una circunstancia totalmente nueva haciendo algo que no has hecho antes. En cualquier caso, aquí estás: una parte viva del mundo que todos compartimos.

Sea cual sea tu situación, el entorno que te rodea y las cosas que puedes ver, oler y tocar se diferencian de las que experimentaron las generaciones anteriores a ti. Aunque estuvieses en un hogar que ha pertenecido a tu familia durante cientos de años, las circunstancias de tu entorno serían irreconocibles para tus predecesores. Tus antepasados más lejanos habrían sido incapaces de entender un libro, y no digamos de leerlo. A sus descendientes les habría dejado pasmados el concepto de producción y publicación a gran escala. A sus hijos y a los hijos de sus hijos, y así hasta tus bisabuelos, les habrían impresionado profundamente los conceptos de lector de libros electrónicos, ordenador portátil o teléfono inteligente. Ya te haces a la idea: durante toda la historia de la humanidad, el mundo se ha desarrollado, ha evolucionado y ha avanzado. Sigue haciéndolo cada vez más rápido, y nosotros somos los responsables.

En las siguientes páginas revisaremos qué hace tan especiales a los seres humanos en comparación con otros animales de la Tierra. Destacaremos algunos de los motivos por los que el mundo que te rodea es como es, y cómo llegó a ser así. Y analizaremos cuántos de los sistemas de los que formamos parte ya no cumplen su propósito. La educación es uno de esos sistemas.

La educación tiene el potencial de cambiar radicalmente el curso de la vida de un niño a mejor. Esto es aplicable a los niños de toda extracción social. Pero no se produce de un modo automático ni tampoco con la suficiente frecuencia. El sector de la docencia está lleno de profesionales maravillosos, entregados a su oficio y a los que les apasiona su trabajo, pero que la mayoría de las veces son infravalorados. Trabajan dentro de un sistema que reprime la libertad que necesitan para tomar decisiones independientes y para crear el impacto positivo del que son capaces. El efecto de la educación en la vida de una persona depende de la escuela a la que asiste y de los profesores que tiene. Muchas veces la educación desmoraliza a los jóvenes en lugar de estimularles, y les niega las oportunidades que necesitan para tener éxito en la vida. Esto se explica por el modo en que han evolucionado los actuales sistemas educativos.

Durante generaciones, la educación ha favorecido formas limitadas de competencia académica, y por eso desatiende la maravillosa diversidad de aptitudes e intereses de los jóvenes. Además, los gobiernos de todo el mundo han gastado fortunas en «reformar» la educación para «subir el nivel». En la mayoría de los casos, esos esfuerzos han supuesto un gasto enorme de energía, tiempo y dinero. Se trata de iniciativas basadas en presunciones erróneas sobre los niños, el aprendizaje y el mundo en el que vivimos. Han marginado las capacidades que los niños necesitan para crear un mundo más equitativo y sostenible, como la creatividad, el pensamiento crítico, el civismo, la colaboración y la solidaridad.

Ante un futuro cada vez más febril, la solución no está en hacer mejor lo que hemos hecho antes. Tenemos que hacer otra cosa. Tenemos que estudiar la situación en la que todos nos encontramos y reconsiderar sin complejos cómo avanzar. Es imperativo que nos replanteemos la educación y los centros escolares. La vida siempre ha sido turbulenta. Aun así, se mire como se mire, las dificultades a las que nos enfrentamos hoy en día son de otra índole. La educación no es la única causa de esas crisis, pero ha tenido un importante papel en ellas. En 1934, el psicólogo Jean Piaget dijo: «Solo la educación puede salvar nuestras sociedades de un posible colapso, ya sea violento o gradual». La historia nos ofrece muchos ejemplos a este respecto. El visionario novelista H. G. Wells planteó este punto todavía con más agudeza cuando declaró: «La historia humana es una carrera entre la educación y la catástrofe». Las pruebas hacen pensar que él y Piaget estaban en lo cierto.

Como ya habrás advertido, este libro es breve. Yo lo concibo más como una carta larga. Un libro breve, o una carta larga, se caracteriza por abarcar muchos asuntos en una cantidad reducida de tiempo. Si conoces mi obra, puede que te suenen algunos de los argumentos presentados en las próximas páginas. Si no la conoces y te surgen preguntas, te recomiendo que eches un vistazo a mis otros libros, pues profundizan en muchos de los temas y ofrecen ejemplos de los cambios por los que abogamos.

Lo que te dispones a leer es una petición urgente para que nos detengamos, estudiemos la situación y corrijamos el curso que estamos siguiendo. Nuestros actos nos han llevado a un punto crítico en el que hacemos más daño que bien. Estamos despojando sistemáticamente a la Tierra de sus recursos naturales y al ser humano de los suyos propios. Si seguimos comportándonos como hasta ahora, nos privaremos a nosotros y a nuestros hijos de un planeta sano en el que vivir y de las aptitudes que necesitamos desarrollar si queremos tener un futuro. La buena noticia es que las soluciones están a nuestro alcance. No podría haber más en juego, pero tenemos todo lo necesario para hacer las cosas como es debido.

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La ventaja humana

La imaginación es lo que nos distingue de las demás formas de vida de la Tierra. Gracias a la imaginación, creamos los mundos en los que vivimos. Y podemos volver a crearlos.