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Por Penguin Aula

La salud mental en el aula. Entrevista a Iris Pérez Bonaventura

La salud mental entre los más jóvenes está empeorando de forma alarmante desde hace años. Los datos son francamente preocupantes, cada vez hay más casos de ansiedad, tensión, insomnio, irritabilidad, aislamiento social… Tratar este tema en el aula es de gran ayuda. Así nos lo explica Iris Pérez Bonaventura, psicóloga clínica especialista en la salud mental de niños, adolescentes y jóvenes adultos. Su libro Ansiedad, a mí también me pasa ya forma parte de las estanterías de muchos centros escolares que tratan el tema de la salud mental de manera explícita en sus aulas.

Ahora que se acercan los exámenes y aumentan los casos de angustia y ansiedad, hemos querido hablar con Iris sobre este problema social tan importante. «Uno de cada tres jóvenes sufre o sufrirá un trastorno de ansiedad», nos dice. Ante una cifra tan alarmante, creemos necesario comprender bien la naturaleza de la salud mental y buscar las herramientas para abordar el tema en la escuela.

Iris, según tu opinión, ¿a qué crees que es debido este aumento de casos de salud mental entre jóvenes?

Iris: Los trastornos de ansiedad son multifactoriales, es decir, dependen de muchos factores complejos (genética, temperamento, acontecimientos vitales estresantes…). Sin embargo, no hay ninguna duda de que a nivel ambiental han aparecido nuevos condicionantes que han hecho que los jóvenes sufran más ansiedad que antes. Entre ellos, el aumento de uso de horas en las pantallas, la disminución de actividades físicas en el exterior, la incertidumbre respecto al presente y el futuro y el ritmo frenético en el que vivimos han hecho que sea difícil poder parar y vivir el presente sin agobiarse.

¿A qué edades suelen empezar a manifestarse los problemas de ansiedad?

Iris: ¡A cualquier edad! En consulta he tratado a niños de tan solo 5 años con un trastorno de ansiedad… Pero la adolescencia constituye una etapa especialmente crítica en la que se es más vulnerable a sufrir un trastorno de ansiedad. El motivo es que representa un momento único en el que suceden una serie de cambios físicos, psicológicos y sociales muy importantes que constituirán la identidad de la persona. También es una etapa en la que existe una elevada presión social, inseguridad, incomprensión y numerosos acontecimientos que les suceden por primera vez: el primer examen complicado, el primer amor, la primera salida nocturna con los amigos, la primera negociación con los padres, las primeras horas de trabajo… Por todo ello, la adolescencia representa un período especialmente vulnerable para la aparición de la ansiedad. Concretamente, sabemos que uno de cada tres jóvenes sufre o sufrirá un trastorno de ansiedad y uno de cada doce tendrá graves problemas en la escuela, en casa, con los amigos o en actividades en las que se exige un alto rendimiento, como el deporte. Sin embargo, sólo dos de cada diez jóvenes recibirán ayuda especializada.

¿Hablar de salud mental y ansiedad en el aula ayuda? ¿O es mejor ofrecer apoyo individual para cada caso?

Iris: Sí, hablar de salud mental en el aula ayuda. A menudo los jóvenes acaban mirando en Google o Youtube cómo pueden lidiar con los síntomas de ansiedad que sienten y que a menudo no pueden compartir con nadie por vergüenza al qué dirán. El problema es que en internet hay una sobreabundancia de información en la que es difícil filtrar la información real, basada en la evidencia científica. Son muchos los adolescentes que, después de pasar horas leyendo en internet sobre qué es lo que les puede estar pasando, acaban sintiéndose peor de lo que estaban. Justo por este motivo decidí escribir el libro, para que los jóvenes tuvieran un manual práctico de referencia para poder entender mejor lo que sienten.

Y ahora que se acercan los exámenes, ¿cómo podemos ayudar a los alumnos a gestionar su estrés?

Podemos ayudarles enseñándoles técnicas de estudio y estrategias para hacer exámenes, estableciendo rutinas de estudio eficaces, animándolos a que hablen con el profesor para asegurar que comprenden qué se evaluará en cada examen y cómo pueden prepararse. También es importante enseñarles hábitos de vida saludables que los acompañen ahora y en el futuro. Algunos pueden parecer muy básicos, pero son fundamentales para la salud mental y física: mantenerse activo, dormir bien, comer y beber de forma adecuada y mantener un horario diario.

Cada vez son más los estudiantes que, en su día a día, lo pasan mal por tener un exceso de ansiedad. Sienten que les domina, les absorbe y acaba decidiendo por ellos. La ansiedad excesiva no es ninguna tontería. Si los adolescentes no aprenden a lidiar con ella, invadirá sus pensamientos (los pensamientos se convertirán en negativos y repetitivos), les costará mantener la atención y la concentración (en un examen pueden no acordarse de lo que habían estudiado), dejarán de hacer cosas por miedo (pueden no presentarse a una prueba) y les costará relacionarse libremente con los demás (pueden abstenerse de preguntar las cosas que no entienden a sus profesores). Para que no les suceda, deben aprender a gestionarla.

Sobre esta gestión emocional que comentas, hay una frase en tu libro que nos gusta mucho: “Yo tengo ansiedad pero la ansiedad no me tiene a mí”. ¿Se trata de ser consciente de que es una etapa pasajera?

Esta frase es importante porque ejemplifica el hecho de que la ansiedad y la persona son dos entidades distintas: por un lado, está la persona y por el otro, está la ansiedad.

La persona es quien debe aprender a controlar la ansiedad, a manejarla. No debe dejar que la ansiedad decida cada instante de su vida. Por ello, si la persona que sufre ansiedad, practica cada día las habilidades, tácticas y herramientas basadas en la evidencia que se explican detalladamente en el libro, podrá vencer la ansiedad. Si, por el contrario, el trastorno de ansiedad no se detecta y se trata a tiempo, tiende a continuar en la edad adulta, e incluso empeorar y convertirse en un predictor para la depresión.

"Uno de cada tres jóvenes sufre o sufrirá un trastorno de ansiedad y uno de cada doce tendrá graves problemas en la escuela, en casa, con los amigos o en actividades en las que se exige un alto rendimiento."

¿Crees que hay un perfil de estudiantes que tienen más ansiedad que otros?

Sí. Aquellos chicos o chicas con una personalidad perfeccionista, hiper-responsable y autoexigente es más probable que sufran ansiedad. Es importante destacar que esta forma de ser puede aportarles muchas ventajas: son muy trabajadores, perseverantes y les gusta hacer las cosas bien. Sin embargo, en algunas ocasiones, ante una situación imprevista o un problema, pueden bloquearse y empezar a darle demasiadas vueltas a las cosas buscando una respuesta ‘perfecta’ que nunca encuentran. Esta búsqueda puede absorberles y hacerles entrar en un bucle sin salida consumiendo mucho tiempo y generando ansiedad, insatisfacción y decepción.

Muchas veces entre adolescentes oyes frases del tipo “Va, no pasa nada” o “qué exagerado/a eres…”. También los adultos decimos expresiones de este tipo muchas veces tratando de rebajar el problema…

Si realmente existe una preocupación o un miedo real, el gran problema es invalidarlo. Al final lo que estás haciendo es invalidar las emociones de aquella persona y no le estas dejando expresar. Por mucho que tú le digas: “ya se te pasará”, “no es para tanto”, “no te pongas así”, “no pienses en eso” el malestar no se va, sigue ahí. El malestar mejora en el momento en el que se comunica con las personas en las que confías. Si tú, como adulto, le validas y le escuchas, va a confiar en ti. Validar quiere decir escuchar, pero escuchar de forma atenta, que sienta que estás ahí y que te importa. El primer paso siempre es validar, entender, escuchar lo que le pasa, hacerle ver que tiene un espacio. Igual no le comprendes, pero tienes que escucharlo. Y después, el siguiente paso, si él o ella te pide tu opinión, le puedes decir lo que piensas. Pero a veces, el adolescente, lo único que quiere es que estés a su lado, tan simple como eso.

Últimamente da la sensación de que la salud mental es una “corriente” que los medios de comunicación y empresas utilizan para generar necesidades o vender productos. ¿Es así?

Respecto a la publicidad, nos encontramos con mensajes constantes sobre las emociones positivas, la felicidad, “¡vamos a estar siempre contentos!” nos comentan, “todo va a salir bien” nos dicen… A esto me referí expresamente en el libro porque hay adolescentes que acuden a consulta diciendo: “es que no soy feliz” … Bueno, hoy igual no eres feliz, pero mañana igual sí. Al final, la vida son momentos: hay momentos de felicidad, de alegría, pero también hay momentos de infelicidad, de tristeza, de miedo, de ansiedad…y los adolescentes tienen que aprender a tolerar las emociones negativas. Y este es el gran problema con los jóvenes hoy en día: les cuesta mucho tolerar la frustración, les cuesta mucho entender que, a veces, las cosas no suceden como ellos quieren o como ellos esperan. Los jóvenes deben aprender a enfrentarse a los retos y convertirlos en una oportunidad para crecer.

Para acabar, ¿nos puedes dar un consejo o mensaje de apoyo para adolescentes que estén sufriendo cualquier problema de ansiedad?

Si tuviera adelante un adolescente que está sufriendo un trastorno de ansiedad en estos momentos le diría: no estás solo. La ansiedad puede darse a cualquier edad y existe en absolutamente todos los países, culturas y etnias. En la actualidad, la ansiedad es una condición tratable: existe un tratamiento eficaz que hará que, con el tiempo, mejores. Puedes aprender un conjunto de habilidades, estrategias y técnicas basadas en la evidencia que te ayudarán a manejarla. Por ejemplo, puedes practicar la respiración profunda (coger aire por la nariz de forma lenta, retenerlo unos segundos y soltarlo poco a poco por la boca); aprender a decirte frases que te ayuden en un ataque de pánico (“es temporal, igual que ha venido, se irá”, “es muy molesto, pero pasará dentro de poco”) o aprender a identificar los pensamientos negativos para cuestionarlos, es decir, observar la forma en cómo piensas y el poder que tienen esos pensamientos en el día a día. Todo ello te ayudará a manejar el malestar para disminuirlo a unos niveles que te permitan gestionar la ansiedad y poder ser, al fin y al cabo, mucho más feliz.

¿Y un mensaje para el docente que acompaña estos casos?

A los docentes les diría que animen a los jóvenes a hablar de lo que les pasa, de sus sentimientos y pensamientos, ya que supone un paso fundamental para poder manejar la ansiedad. Por otra parte, si el docente observa que la ansiedad en el adolescente interfiere de forma significativa en su vida diaria, es decir, le crea un elevado malestar y una alteración en los distintos ámbitos del desarrollo social, académico y/o personal, es cuando debe animarle a pedir ayuda profesional. En la actualidad, la ansiedad es una condición tratable. Si el joven aprende un conjunto de habilidades y estrategias, podrá vencer con éxito la ansiedad.

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