El ejercicio de usar la fachada como página y las paredes como viñetas se había hecho antes y en todo el mundo, pero nadie lo había trabajado tanto, tan rápido y con tantos gags por página como Ibáñez. La serie se publicó de manera regular durante menos de 10 años, pero fue tiempo suficiente para que calase a la memoria de todos para siempre, convirtiéndose en una de las series más emblemáticas del cómic español, o la que más para muchos.
La comunidad de 13 Rúe del Percebe representa a todos nuestros vecinos, la convivencia española con toda su diversidad: el pícaro ladrón, la familia numerosa, la abuela de los gatos (y de muchos otros animales), una alcantarilla transitada y… un ascensor roto. Además del trabajo titánico de dibujo -costaba, según decía Ibáñez, 2 o 3 veces más-, rebosan las referencias literarias (Mery Shelly, por el científico que quería crear monstruos), a otros dibujantes (el inquilino que habitaba en la azotea era Manuel Vázquez), y referencias a sus personajes, como Rompetechos o Pepe Gotera y Otilo.
Acompañado de un prólogo de Javier Pérez Andújar y explicaciones y selección de Jordi Canyissà, el libro recorre los episodios más emblemáticos de la casa y de sus míticos inquilinos. Una selección cuidada en la que no faltan páginas tan especiales especiales como la inundación o la invasión alienígena, ni material original o cubiertas inéditas en España.
Puede considerarse que el edificio de 13, Rue del Percebe es la estatua de la Libertad del universo gráfico de Ibáñez. Aquí sigue en pie, clavado en la arena del recuerdo y de la risa.
Javier Pérez Andújar
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